Comunicación Asertiva
¿Por qué nos cuesta tanto ser asertivos?
Somos, antes que nada, seres sociales, tanto la fuente de nuestra felicidad como de nuestra desdicha se ubica en el plano de las relaciones sociales y afectivas. Necesitamos establecer relaciones en que nos sintamos bien, esto es principalmente, bien tratados ya sea en nuestra familia, en pareja, en el trabajo, la escuela, entre amigos, etc.
Pero si sabemos que la comunicación es importante y nos gusta que nos traten bien, ¿por qué no siempre nos sentimos bien tratados? Y por otra parte, ¿Por qué nos cuesta tanto ser asertivos y empáticos, aunque nos lo propongamos?
Si bien esto se relaciona con historias y características personales vinculadas con la forma en que fuimos criados y el proceso de toma de conciencia individual al respecto, también hay un nivel social que reproduce estos estilos.
Estamos inmersos en un contexto cultural que responde a un paradigma económico-productivo, en que el centro no es la persona como ser social, sino que la persona como un ente productivo. A diferencia del modelo bien tratante en que se dan relaciones de colaboración, en el modelo que nos rige, el valor central es la competencia, donde las personas poseen una valía relativa a su posición en torno a los procesos de producción y al poder adquisitivo.
Entendido así, las personas que están situadas al margen de estos procesos productivos (mujeres, personas en situación de discapacidad, niños, adultos mayores, etc), o las personas que están fuera de las estructuras de poder, aunque sea de manera simbólica, poseen menor valor. En el paradigma bien tratante todas las personas poseen un valor por sí mismas; el bienestar de todos está en el centro; los buenos tratos, la horizontalidad y el respeto mutuo sería parte de la forma espontánea y habitual de relacionarnos. Claro que esto no quiere decir estar en contra de la economía y de la producción, sino que es otra forma de priorizar las necesidades y las relaciones humanas.
Por esta razón es que la comunicación asertiva hoy día posee la calidad de técnica, la cual necesitamos aprender y entrenar, ya que no se da de manera natural ni del todo fluida a la hora de comunicarnos.
En la medida que incorporemos la comunicación asertiva a nuestra existencia, más allá de una técnica, sino como una conducta y una actitud ante la vida, no sólo alcanzaremos mayores grados de bienestar en nuestro entorno inmediato, además, nos va a permitir aportar en alguna medida -ya que sin duda se requieren procesos globales- a transitar hacia un cambio paradigmático. Y si imaginamos más allá, este sería no sólo un paradigma que incluya el buen trato entre las personas, sino también incorpore a los animales y la naturaleza, con todos los seres que la componen.
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