¿Qué pasa en tu cerebro cuando meditas? Descubre los secretos de esta antigua práctica que mejora tu salud mental
La meditación es una técnica milenaria que consiste en entrenar la atención y la conciencia para lograr un estado de tranquilidad mental y lucidez cognitiva. La meditación tiene muchos beneficios para la salud física y mental, como reducir el estrés, mejorar el sueño, fortalecer el sistema inmunológico, aumentar la felicidad y el bienestar, y prevenir enfermedades crónicas.
Pero, ¿qué ocurre en el cerebro cuando se medita? ¿Qué cambios se dan en la estructura y la función de las neuronas y las redes cerebrales por efecto de esta técnica? ¿Qué mecanismos explican los efectos positivos de la meditación en la salud mental? Estas son algunas de las preguntas que se hacen los investigadores de la neurociencia, una disciplina que estudia el funcionamiento del sistema nervioso desde una perspectiva biológica.
La neurociencia ha usado diferentes técnicas para medir la actividad cerebral de los que meditan, como la electroencefalografía (EEG), la resonancia magnética funcional (fMRI), la espectroscopía de infrarrojo cercano (NIRS), o la tomografía por emisión de positrones (PET). Estas técnicas permiten ver qué zonas del cerebro se activan o se inhiben durante la meditación, así como los cambios que se dan en el volumen, la densidad y la conectividad de las células nerviosas.
Los resultados de estos estudios han mostrado que la meditación cambia el cerebro de forma importante, tanto a corto como a largo plazo. Algunos de los hallazgos más relevantes son los siguientes:
La meditación hace crecer el grosor de la corteza cerebral de varias regiones cerebrales que tienen que ver con funciones cognitivas y emocionales, como la corteza prefrontal, la ínsula, el hipocampo, o el giro cingulado anterior. Estas regiones tienen que ver con el control ejecutivo, la regulación emocional, la memoria, el aprendizaje, o la empatía.
La meditación hace disminuir el tamaño y la actividad de la amígdala, una estructura cerebral que forma parte del sistema límbico y que tiene que ver con el procesamiento de las emociones negativas, como el miedo, la ansiedad o la ira. Esto implica una menor reacción al estrés y una mayor capacidad para enfrentar los desafíos.
La meditación mejora la conexión funcional entre distintas áreas cerebrales, lo que se traduce en una mayor integración y armonía entre los procesos mentales. Por ejemplo, se ha visto que la meditación refuerza el vínculo entre las regiones frontales y parietales, lo que facilita el mantenimiento de la atención y el enfoque.
La meditación produce cambios epigenéticos en el ADN de las células nerviosas, lo que significa que cambia la expresión de algunos genes sin cambiar su secuencia. Estos cambios pueden influir en el funcionamiento del cerebro y en su capacidad para adaptarse al entorno. Por ejemplo, se ha demostrado que la meditación aumenta los niveles de una enzima llamada telomerasa, que protege los telómeros (los extremos de los cromosomas) del deterioro asociado al envejecimiento.
Estos son solo algunos ejemplos de cómo la neurociencia ha aportado pruebas científicas sobre los efectos de la meditación en el cerebro y en la salud mental. Sin embargo, todavía quedan muchos aspectos por explorar y comprender sobre esta técnica antigua. Por ello, se hace necesario seguir investigando desde una perspectiva multidisciplinar e intercultural, que integre los conocimientos provenientes de las tradiciones orientales y occidentales.
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Fuentes:
García, A. (2023). ¿Una base neurocientífica las técnicas de meditación? (Trabajo de fin de grado). Universidad de Salamanca, España.
: González, M. (2023). Estados de consciencia durante la práctica meditativa: un estudio neurofenomenológico (Tesis doctoral). Universidad Autónoma de Barcelona, España.
: López, S. (2023). Meditación y plasticidad cerebral. Revista de Neurología, 7
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